Interpol llegó para quedarse en Medellín y combatir las redes de explotación sexual de niños, niñas y adolescentes que tienen azotada a la ciudad. El pasado mes de julio se había anunciado la operación de un destacamento de Interpol para rastrear y desarticular a varias organizaciones criminales transnacionales, un trabajo que ya arrojó varios resultados. Ahora, el organismo anunció que abrirá su propia sede en la capital antioqueña antes de finalizar 2024.
Esta será la segunda sede de Interpol en Colombia y tendrá como objetivos principales combatir la explotación sexual por parte de ciudadanos extranjeros, un delito que tiene detrás una estructura criminal mucho más compleja de que la pensaba hasta el año pasado.
La nueva sede estará en el comando de la Policía del Valle de Aburrá. Entre sus funciones serán alertar e identificar a todos los extranjeros que lleguen a Medellín y que tengan antecedentes con delitos sexuales.
Otro delito en el que se centrarán será el de buscar a los delincuentes que llegan a Medellín a ocultarse, huyendo de circulares azules o rojas de las autoridades. Y es que desde hace dos años las autoridades confirmaron que la capital antioqueña se convirtió en un escondite preferido por parte de grandes criminales buscados en todo el planeta. Así ocurrió, por ejemplo, con Taofiq Ramsis, un ciudadano holandés buscado en tres continentes por ser el cerebro financiero de una enorme red criminal de tráfico de drogas y lavado de activos.
El capo saltó de país en país por varios continentes durante los últimos años hasta que gracias a información de informantes lograron ubicarlo en Medellín, donde llevaba una vida como exitoso y millonario empresario extranjero. La Corte Suprema de Justicia de Colombia aprobó el pasado mes de julio su extradición a Estados Unidos, donde enfrentará cargos ante el Tribunal para el Distrito Este de Nueva York.
Ramsis generó una serie de entramados para pasar desapercibido entre los operativos transcontinentales, haciéndose pasar por norteamericano y como dueño de una lucrativa empresa de comercio al por mayor de productos alimenticios, que como fachada, escondía una amplia red criminal, según lo explicado por el director de Investigación Criminal brigadier general José Luis Ramírez en el momento de su captura: “Tenía como fachada diferentes empresas de alimentos en el departamento de Antioquia”.
Además del holandés, en los últimos años han caído grandes criminales israelíes, mexicanos y canadienses, por lo que organizaciones que analizan el crimen organizado como Corpades señalan que el turismo masivo les abrió una puerta a estos criminales que han instalado ostentosos refugios en el Valle de Aburrá y en el Oriente antioqueño, en lugares como Guatapé y en general en el Valle de San Nicolás.