En la búsqueda de la justicia y el esclarecimiento de los hechos de la violenta historia de Colombia, el sargento José Leonairo Dorado Córdoba, exintegrante de la inteligencia militar en la década de los 90, reveló detalles sobre su participación, y la de altos mandos militares, en una serie de crímenes cometidos en esta época.
La W Radio tuvo acceso exclusivo a su confesión ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), lo que ha puesto en el centro de la controversia al general retirado Iván Ramírez Quintero, quien ya enfrenta condenas por sus vínculos con el paramilitarismo, al ser condenado a 31 años de prisión por desaparición forzada.
Dorado Córdoba inició su carrera en la inteligencia militar en 1984, integrando el Batallón de Contrainteligencia 1 y el Batallón de Inteligencia Charry Solano de la Brigada XX y fue bajo las órdenes del sargento retirado y narcotraficante Justo Pastor Perafán que se vio envuelto en actividades ilegales que incluían la persecución y asesinato de figuras políticas de izquierda, entre ellas se incluía un plan para asesinar al actual presidente Gustavo Petro.
“El general Iván Ramírez Quintero era el autor intelectual de los seguimientos, torturas y asesinatos de líderes de la UP, M-19 y otros partidos de izquierda”, afirmó Dorado.
La concejala de Bogotá por el Pacto Histórico, Heidy Sánchez Barreto, se refirió en su cuenta oficial de X sobre las declaraciones de Dorado Córdoba.
“El testimonio del sargento José Leonairo Dorado Córdoba es un crudo testimonio del exterminio y genocidio político contra la UP Colombia y otras agrupaciones de izquierda en nuestro país, las clases que hoy llaman a la insubordinación de las fuerzas militares son las mismas que durante décadas se sostuvieron en el poder por medio de la violencia política. No solo es un llamado por la memoria, es un llamado de alerta por una realidad que algunos pretenden revivir”, escribió.
Entre los crímenes más relevantes, Dorado confesó su participación en el asesinato del senador Manuel Cepeda Vargas en 1994. Según Dorado, los seguimientos que precedieron la muerte de Cepeda fueron ordenados por altos mandos del Ejército, incluyendo al general Ramírez Quintero.
“Cepeda sabía que lo seguíamos; era una muerte anunciada,” relató. El asesinato fue ejecutado por un grupo de sicarios bajo el mando del mayor César Corredor y otros oficiales.
Dorado también brindó detalles sobre el asesinato del abogado Eduardo Umaña Mendoza en 1998. Según su testimonio, la orden de eliminar a Umaña vino directamente del general Ramírez, después de meses de seguimientos debido a las denuncias del abogado sobre crímenes cometidos por la Brigada XX. “Interceptamos sus llamadas y recibía amenazas directas de nuestra unidad,” confesó Dorado.
Además de los mencionados asesinatos, Dorado implicó al general Ramírez y otros altos oficiales en la desaparición forzada de Guillermo Marín en 1986, el secuestro y asesinato de Amparo Tordecilla en 1989, y la tortura de José Cuesta Novoa en 1988. Estos actos, según Dorado, formaban parte de un esfuerzo sistemático de la inteligencia militar para eliminar a la oposición política.
El general Iván Ramírez desmintió estas acusaciones a través de su abogado y las calificó de “falsas y sin fundamento”. Según él, las declaraciones de Dorado no coinciden con su mandato en la dirección de inteligencia, negando que esto haya ocurrido así.