Casi 50 millones en promedio habría logrado obtener como botín por cada uno de los golpes que se le endilgan a la banda de fleteros que acaban de desmantelar las autoridades.
Para lograr la aprehensión, efectivos de la Seccional de Investigación Criminal e Inteligencia de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, articulados con la Fiscalía, hicieron un despliegue de acciones que duró tres meses a partir de la denuncia que hicieron ciudadanos.
El resultado obtenido les facilitó así llevar el caso ante un juez para que expidiera las respectivas órdenes de captura contra los señalados delincuentes por los delitos de concierto para delinquir y hurto calificado y agravado.
El acervo probatorio permitió identificar el modus operandi de esta agrupación delictiva que actuaba en varios municipios del Valle de Aburrá y que adicionalmente contaría con apoyo de funcionarios de entidades bancarias.
La banda, según la Policía, tenía un coordinador que daba las instrucciones e indicaba las funciones de cada uno de los otros integrantes. Había también “marcadores” que ingresaban a los bancos e identificaban a sus potenciales víctimas para luego darles a sus compañeros la descripción física y el monto aproximado del dinero que portaban; igualmente en la parte externa había otros malhechores que estaban pendientes de seguir a las personas en su ruta de desplazamiento.
Posteriormente otros eran quienes amenazaban y hurtaban la plata que habían retirado las personas y había motorizados esperando cerca para evacuar a los ladrones de la zona.
Los sitios preferidos por la organización eran entidades financieras localizadas en plazas de mercado y centros comerciales y todo se coordinaba a través de mensajes de texto, de acuerdo a los determinado por los organismos de investigación.