Su expresión es tranquila, su voz también, pero se entristece cuando menciona a su familia, a esa que reconoce que dejará un gran dolor con su partida. Una partida que se anticipó por una enfermedad que no buscó, pero llegó en medio de un paseo que no representaba mayor riesgo.
Así se puede resumir la situación que vive Javier Acosta, un joven bogotano que este viernes le pondrá fin a su vida cuando reciba la eutanasia tras casi cinco años de luchar con problemas de salud producto de una bacteria que contrajo en una piscina en el municipio de Melgar, Cundinamarca.
“Hace nueve años sufrí un accidente, viajé a ver a Millonarios a la ciudad de Tuluá. Y en el trayecto de regreso sufrí un accidente de tránsito. Quedé en silla de ruedas. Hace cinco años tuve un viaje a Melgar con mis dos mejores amigas, con el hijo y yo. Entré a una piscina y lastimosamente obtuve una bacteria en el glúteo izquierdo que me llegó al hueso. Eso se llama osteomielitis”, explicó Acosta en una entrevista con Noticias Caracol.
Una de las opciones que los médicos le dieron fue “desarticular” su pierna derecha. “Hoy en día se llama así, para nosotros es amputación”. Sin embargo, quitarle su extremidad no era garantía de que la bacteria desapareciera y que en el futuro no tuviese que perder otra parte de su cuerpo. Ese panorama lo llevó a pensar en la eutanasia.
“Me gusta moverme. Entonces, al imaginarme mi vida sin mis piernas, en una cama, con antibióticos, viendo a mi hija cuidarme, perdiendo su oportunidad de tener una niñez, una juventud, dije ‘yo quiero la eutanasia’”, contó el joven, quien se encuentra internado en el Hospital Universitario San Ignacio, de Bogotá.
El joven le contó al medio que tras contraer la bacteria, esta comenzó a recorrer su cuerpo y a afectar huesos y tejidos. “La bacteria es una levadura que se alimenta hasta de los mismos antibióticos. En el momento estoy con tres antibióticos. Me sacaron sangre, un estudio aquí, un estudio allí y encontraron que la bacteria se desplazó más y más hasta llegar no solamente al hueso, sino a tejidos y la tengo en la sangre (leucemia)”, dijo.
Para acceder a ese procedimiento, el paciente que la solicita debe demostrar que experimenta un intenso dolor que no le permite vivir. Lo hizo y finalmente la fecha de su muerte se confirmó: “Me voy de este mundo el viernes –30 de agosto– a las 12:00 del día”, dijo en una transmisión en sus redes sociales.
En esa charla en redes sociales contó que está tranquilo, pero que se va “llevándome el dolor de mi mamá, de mi hermana, de mi hija, de mi familia. Viendo cómo se tienen que despedir”.