El Partido Republicano retoma el control del Congreso de Estados Unidos junto al presidente electo Donald Trump, quien impulsará una ambiciosa agenda de reformas económicas, migratorias y reestructuración federal.
El Partido Republicano aseguró el control de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, consolidando así su dominio en el Congreso junto con el presidente electo, Donald Trump. La victoria en un escaño en Arizona, sumada al lento, pero favorable conteo en California, otorgó al partido los 218 escaños necesarios para alcanzar la mayoría.
Con una ventaja ajustada, los líderes republicanos ven esto como un mandato para ejecutar rápidamente la visión de Trump, que incluye una ambiciosa agenda de deportación, reducción de impuestos, castigo a oponentes políticos y una reestructuración de la economía estadounidense. Los triunfos republicanos aseguran un respaldo sólido del Congreso para estos planes, dejando a los demócratas con poco margen de maniobra para frenarlos.
A diferencia de su primer mandato en 2016, cuando enfrentó cierta resistencia de líderes republicanos y un Tribunal Supremo de inclinación liberal, Trump contará ahora con un Congreso en sintonía y una Corte Suprema con mayoría conservadora, tres de cuyos miembros fueron designados por él mismo.
En su primera visita a Washington tras las elecciones, Trump se reunió con legisladores republicanos, destacando la unidad del partido en torno a su agenda “America First”. Mike Johnson, presidente de la Cámara y respaldado por Trump, prometió un mandato de transformación federal, revisando programas populares y consolidando una agenda republicana en los primeros 100 días del nuevo gobierno.